martes, 30 de marzo de 2010

Competencia del dogmatismo

"Así, considero que la medicina no necesita postulados vacíos, como ocurre con los temas oscuros y problemáticos, respecto a los cuales, quen trata de aprehenderlos por completo se ve forzado a recurrir a un postulado, como, por ejemplo, cuando se trata acerca de las cosas de los cielos o de las que se hallan debajo de la tierra; pues si alguien fuera a revelar o describir la naturaleza de estas cosas, no resultaría claro ni al mismo que habla ni a su auditorio si lo que ha dicho es o no verdadero, dado que no existe ningún criterio de referencia para lograr un cabal conocimiento"
Hipócrates


Freud confiaba en que "en el sueño y en la neurosis reencontramos al niño, con las propiedades de sus modos de pensar y de su vida afectiva" así como en que "también hallamos al salvaje, primitivo, tal como él se nos muestra a la luz de la arqueología y de la etnología". Pero ¿no es cierto también que encontramos incluso al hombre normal?

Veamos lo siguiente: en el totemismo se creía que los miembros de la tribu no corrían peligro frenta al animal de cual creían descender. Ante esta situación, el hecho de que un animal de esos ataque, por ejemplo, a un miembro de ella, podría llevar a descartar dicha regla del pensar. Sin embargo, según parece, su respuesta era diferente: consideraban al desdichado como un ser ilegítimo, no como un perteneciente real al clan. Se conservaba la regla, rectificando su aplicación en el caso en cuestión, expulsando de la tribu a quien podría tomarse como quien refutaba la regla.

Como dijimos en un post anterior, lo mismo ocurre en el caso de la psicofamacología. Con respecto al marxismo, por ejemplo, también podría sostenerse algo similar: que el valor sea la materialización de la fuerza de trabjo empleada utilmente es un axioma que conduce a una situación similar. De hecho, es dable el someterse al mismo e intentar interpretar los hechos a partir de él, pero del mismo modo era dable para los totemistas creer en su descendencia del totem. Dos aspectos de la teoría de Marx facilitan esto: la definición de trabajo útil, que prácticamente limita el trabajo a aquello que se acomoda a su noción a priorística; la separación respecto de la noción de precio de la de valor. Ambas cosas permiten reinterpretar los hechos de manera tal que en lugar de refutar la regla se considere el caso de modo diferente, acomodándose a ella. En realidad, parece más sensato desprenderse se este concepto (el valor) dado que lo único que hay son compras (o ventas) aisladas a un precio determinado, y tanto la unidad sincrónica del precio a lo largo de todos los intercambios semejantes es inexistente (pues no todas las cosas iguales se venden en un mismo momento a un mismo precio) y además no se puede pronosticar la evolución del mismo más que con un importante margen de error.

Cabe indicar aquí que la teoría económica contra la cual piensa Marx recibío, por su parte, un crítica análoga por parte de Keynes, quien creía que se basaba asimismo en ciertos postulados elementales que se hacían prevalecer a los hechos y a la experiencia; estos eran: "que el salario real es igual a la desutilidad marginal del volumen de empleo existente, que no existe el denominado paro involuntario en sentido estricto, y que la oferta crea su propia demanda en el sentido de que el precio de la demanda global es igual al precio de oferta global para cualquier nivel de produción y de empleo" (Cf. Teoría general del empleo, el interés y el dinero). Por lo demás, también a la teoría de Keynes se le criticó esto mismo -por ejemplo Milton Friedman- atribuyéndole que se basaba en la suposición de que el gasto en consumo dependía cabalmente y de forma estable, de la renta presente, etc. etc.

Pareciera que nadie está libre de cometer tal falacia, salvo en las intenciones. Ahora bien ¿qué es lo que hace que la misma tan resistente a los empeños de superarla?

En primer lugar, parecería que una cierta porción de ella resulta inevitable para toda proposición que pretenda referirse al mundo de los hechos, ya que para hacerlo se hace uso de algún lenguaje, y entre los hechos y el lenguaje hay una diferencia de naturaleza, la cual es precisamente la que introduce este problema. Sin perjuicio de ello, cabe notar otro aspecto, y es que resulta frecuente que dichas críticas (como las citadas) se dan en contextos de controversias entre escuelas en el interior de las cuales parece más importante refutar a la teoría contraria que fundamentar la propia, circunstancia que favorecería la generación de este tipo de supuestos.

Volviendo al supuesto del principio, aquél de los primitivos que creían descender de un animal y recordemos que se trataba de un signo distintivo del cual los salvajes se vanagloriaban. Sin duda es evidente que esto es algo que lejos de restringirse al pensamiento primitivo está expandido por los más diversos ámbitos en la cultura actual. Pero este ejemplo muestra que la competencia es parte de lo que está en juego en el contexto de postular cierto tipo de principios, siendo a veces la emulación lo que determina la necesidad de los mismos para sus postulantes más que cualquier otra cosa. Este es algo que en el ejemplo de los economistas es bien claro, puesto que se trata de teorías contrapuestas y que después de todo compiten (o competían) entre ellas.

jueves, 4 de marzo de 2010

Psicoanálisis y ciencia

En la discusión del artículo de wikipedia de psicoanálisis se hacen alusiones discordantes sobre la supuesta pseudocientificidad o cientificidad del psicoanálisis. Es sabido que en general, desde algunos lugares científicos niegan el carácter de tal al psicoanálisis, o incluso lo tachan de pseudocientífico.

Googleando rápidamente por páginas de psicoanalistas, dí con algunos comentarios sobre el tema desde su perspctiva.

En la página de la APA, si bien no se discute este tema (no en las primeras dos o tres páginas que nos dá google), se ve que su posición es la de que el psicoanálisis sí es una ciencia. Por ejemplo, encontramos allí "Eso es el psicoanálisis en su esencia: una disciplina científica que estudia, investiga y describe el alma humana...".

Por otra parte, en un escrito de Lacan, de mediados del siglo pasado, dice:

"Si el psicoanálisis puede llegar a ser una ciencia -pues no lo es todavía-, y si no debe degenerar su técnica -cosa que tal vez ya esté hecha-, debemos recuperar el sentido de su experiencia.
"Nada mejr podríamos hacer con este fin que volver a la obra de Freud."

Este fragmento da la impresión, en un primer momento, de cierta inconsitencia. Pues, según él, por una lado, el psicoanálisis no sería aún una ciencia. Esto se ve bien si se lo comprende, por ejemplo, como si pensara que se trata de una campo todavía no suficientemente explorado donde faltasen los ciemientos fundamentales que le dieran el status de cienia al mismo. Pero la vía que se propone para otorgar "cientificidad" al psicoanálisis allí sería nada menos que un retorno, un vovler a la obra de Freud. Esto dá cierto lugar para la vacilación.

Puede interpretarse como estando los fundamentos científicos en la mentada "obra de Freud", sólo que sus seguidores, presas del malentendido, no supieron interpretarlo, dando con el misticismo. Pero si esto fuera así, entonces no habría que decir que el psicoanálisis debiera conquistar su cientificidad sino sólo recuperarla. Difícilmente podría argüirse que esa sería una interpretación propia del fragmento citado.

Otro modo de hacerlo sería tomarlo como un simple Argumentum ad verecundiam, es decir, que su teoría recuperaría el verdadero sentido, perdido por los discípulos de Freud, y apelaría a este supuesto para justamente argumentar a su favor. Esta alternativa no es lo que más aspecto de cientificidad otorga a su argumento. De hecho, los científicos no suelen apelar a una justificación similar.

También cabe otra posibilidad, concretamente, la de que una vez que se dió con un feliz aforismo biensonante, entonces éste se impone por su uso, dejando la tarea de su elucidadción ya sea a un futuro seminario, ya a una postrera generación. Veamos por lo tanto qué aparece googleando en una página lacaniana (EOL), donde se considere este tema en la actualidad por los analistas que prosiguen su línea.

"El psicoanálisis no es una ciencia, pero no por déficit epistemológico alguno, pues se ocupa de aquello que la ciencia necesita excluir para poder constituirse como tal. Es una reforma de los límites de la razón, "una razón fronteriza" abierta a lo que se escapa al sentido: el inconsciente, el lapsus, el sueño, el síntoma subjetivo, el fantasma."


Aquí vemos que no se reclama el caracter científico (cosa que sí en la página vista previamente), pero se presentaba tal circunstancia no como una carencia o privación, sino casi como un mérito pues se "abre" a aquello que la ciencia estaría cerrada.

En otro link, vemos: "Entonces, mi hipótesis va a ser esta: el psicoanálisis no puede demostrar que sea una ciencia pero le puede arruinar a cualquier otro discurso su pretensión de ser una ciencia. Es casi la misma función de los sofistas en Grecia."

Nuevamente, no se requiere un reconocimietno de cientificidad, sólo que, a diferencia de antes, en lugar de negar qeu se trate de una falta, se afirma que es una falta de la que nadie puede decir que no constituye un problema, ya que sería inevitable (obsérvese que la cita de arriba se refire al campo restringido que está involucrado en la discusión entre el psicoanálisis y las terapias cognitivas).

Ahora bien ¿qué es lo que ocurrió? ¿Se abandonó esa exigencia de cientificidad que la cita establecía para el psicoanálisis? Pero volvamos a la cuestión de la vuelta a las fuentes. En el texto se sugiere que era un error por aquŕl entonces lo que se hacía en las sociedades psicoanalíticas donde, según Lacan, se había abandonado la lectura de Freud para sustiruírla por la de Fenichel. Y esta protesta era hecha en consonancia con la búsqueda de cientificidad, ya que la vía para alcanzarla era precisamente ese retorno. Habría que ver si, así como actualmente el psicoanálisis parece alejado de dicha exigencia, también dejó atrás la necesidad de basar su estudio en la lectura de dichas fuentes, en lugar de reemplazarlas por otras. Pero antes de googlear esta cuestión, digamos que es un hecho que el progreso de una disciplina estaría coartado toda vez que su doctrina estuviera establecida de una vez por todas, tal como sucede en aquellas que creen en las esencias eternas, por ejemplo el tomismo. Así, limitar a los desarrollos de su fundador los de la misma es exponerla al riesgo de quedar en desuso por el mero trasncurrir de la historia.