miércoles, 8 de junio de 2011

Las descripciones singulares de Russell por Quine

Quine explica que, para evitar el uso excesio de bibliotecas (tal vez pensando meramente en algún 'mundo posible') sus temas se han coincidido y se han repetido parcialmente. Tal vez haya creído que tal propensión a la parsimonia en el uso de bibliotecas lo condujo a referirse de modo suscinto, por ejemplo en On what these is, a la teoría de las descripciones de Russell -para reducir el, según él, superpoblado mundo (posible) de Wyman-, a la cual también nos hemos refeerido en este otro post. Abajo reproduciremos la repetición referida:


“En su teoría de las llamadas descripciones singulares, Russell muestra claramente cómo podemos usar nombres aparentes sin necesidad de suponer las entidades supuestamente nombradas por ellos. Los nombres a los que se aplica directamente la teoría de Russell son nombres descriptivos comlejos como, por ejemplo, 'el autor de Waverly', 'el actual rey de Francia', 'la redonda cúpula cuadrada de Berkeley'. Russell analiza sistemáticamente esas frases como fragmentos de los enunciados completos en los que aparecen. El enunciado 'el autor de Waverly fue un poeta' se explica como un todo con la significación 'Alguien (mejor: algo) escribió Waverly y fue un poeta, y ninguna otra cosa escribió Waverly'. (La importancia de esta última clausula, la que sigue a 'y', estriba en que afirma la unicidad implícita en el artículo 'el' en la frase 'el autor de Waverly'). El enunciado 'la redonda cúpua cuadrada de Berkeley es roja' se explica como 'Algo es redondo y cuadrado y cúpula de Berkeley College y es rojo, y ninguna otra cosa es redonda y cuadrada y cúpula de Berkeler College'.


La virtud de ese análisis es que el nombre aparente, que es una frase descriptiva, queda parafraseado en el contexto como un símbolo de los llamados incompletos. Como análisis de la frase descriptiva no se ofrece ninguna expresión unificada, pero el completo enunciado que era contexto de la frase conserva toda su cuota de significación -es verdadero o falso.


(…)


'El autor de Waverly es' se explica según Russell como significando 'Alguien (o, más estrictamente algo) escribió Waverly y ninguna otra cosa escribió Waverly'. 'El autor de Waverly no es' se explica consiguientemente por la alternativa: 'O bien ninguna cosa escribió Waverly o bien dos o más cosas escribió Waverly'. Esta alternativa es falsa, pero tiene significación, y no contiene ninguna expresión que pretenda nombrar al autor de Waverly. De modo analogo se analiza el enunciado 'La redonda cúpula cuadrada de Berkeley College no es'. Con esto se echa por la borda la vieja noción de que los enunciados de no ser se destruyen a sí mismos. Cuando se analiza un enunciado de ser o de no ser mediante la teoría russelliana de las descripciones, ese enunciado deja de contener toda expresión que pretenda nombrar la entidad aducida y cuyo ser se discute, de tal modo que no puede seguir pensándose que la significatividad del enunciado presuponga el ser de aquella entidad.


Pero ¿qué hay de 'Pegaso'? Tratándose aquí de una palabra, y no de una frase descriptiva, el argumento de Russell no se aplica inmediatamente. No obstante, es fácil conseguir su aplicación. Nos basta con reformular 'Pegaso' como descripción, de cualquier modo que parezca adecuado para individualizar nuestra idea; por ejemplo: 'el caballo alado que fue capturado por Belerofonte'. Sustituyendo 'Pegaso' por esa frase descriptiva, podemos proceder a analizar los enunciados 'Pegaso es' o 'Pegaso no es' en precisa analigía con el análisis russelliano de 'El autor de Waverly es' o 'El autor de Waverly no es'.


Para poder subsumir bajo la teoría russelliana la descripción de un nombre o de un supuesto nombre de una sola palabra, tenemos naturalmente que ser capaces de traducir la palabra a un descripción. Pero ésta no es una verdadera descripción. Si la noción de Pegaso huiera sido tan oscura o tan básica que no se hubiera ofrecido ninguna posibilidad de traducción adecuada a frasedescriptiva por procedimientos habituales, habríamos podido servirnos, en todo caso, del siguiente expediente artificial y a primera vista trivial: podríamos haber apelado al atributo ser Pegaso, ex hypothesi inanalizable, irreductible y habríamos adoptado para su exresión el verbo 'ser-Pegaso' o el ergo 'pegasear'. El nombre 'Pegaso' podría entonces tratarse como derivado, e identificado en última instancia con una descripción: 'la cosa que es Pegaso', 'la cosa que pegaea'.”

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